Una lectura serena de los Evangelios nos permite reconocer que el motor que impulsa la actividad de Jesús es el amor. Una espiritualidad cristiana que quiera incidir en la historia y hacerla fecunda desde Dios debe reconocer la centralidad del amor de Jesús en su misión histórica. En estas páginas vamos a detenernos a contemplar a Jesús mientras camina. Lo veremos actuar en su condición itinerante, de peregrino, saliendo al encuentro de sus prójimos en todo momento.